Rafael Alberti nació el 16 de diciembre de 1902, en el Puerto de Santa María (Cádiz), donde vivió su niñez y parte de su juventud. Se dedicó inicialmente a la pintura para luego inclinar su vocación hacia las letras.
En 1924, residiendo en Madrid fue galardonado, por su primer libro de poemas “Marinero en tierra”, con el Premio Nacional de Literatura. Esta primera obra se ubica entre las llamadas neopopulares, al igual que “La amante” (1926) y “El alba del alhelí” (1927). Como poeta vanguardista, da una nueva visión a la tradición de los Cancioneros.
Luego sobreviene un cambio en su poesía, con la influencia de Góngora y el ultraísmo, publicando “Cal y canto” (1929).
Una tercera etapa, es la surrealista, donde la creación poética resulta de las fuerzas inconscientes de la personalidad humana. Deriva del dadaísmo y propicia la creación no controlada por el intelecto, sino por una derivación del subconsciente. “Sobre los Ángeles”, es una clara muestra de este estilo, donde los ángeles irrumpen en el mundo terrenal con una fuerza implacable, reflejando su propia angustia ante situaciones amorosas de índole personal. Expresado en versos libres, de tono angustiante, con imágenes densas, es sin dudas, la expresión más conocida de su inspiración. También corresponden a este período dos obras del año 1929: “Sermones y moradas” y “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”, de tono jocoso.
En 1930, surgen sus poesías políticas, de corte anarquista, como por ejemplo “Con los zapatos puestos tengo que morir” (1930). Su poesía revolucionaria marxista se encarna en “Consignas” (1933), “Un fantasma recorre Europa” (1933), “Verte y no verte” (1935), “13 bandas y 48 estrellas” (1936), “Nuestra diaria palabra” (1936) y “De un momento a otro” (1937). En este período se alternan algunas poesías dramáticas: “El hombre deshabitado” (1930), “Fermín Galán” (1931), obra teatral, “De un momento a otro” (1939) y “El trébol florido” (1940).
La última etapa, está caracterizada por los escritos nostálgicos, escritos desde el destierro, después de la derrota de la República, en la Guerra Civil Española. Son ejemplos de este estilo: “Entre el clavel y la espada” (1941), “El adefesio” (1944), “La gallarda” (1945) “A la pintura” (1948), “Retornos de lo vivo lejano” (1952), “Oda marítima”, “Baladas y canciones del Paraná” (1953), “Abierto a todas horas” (1964), “Roma, peligro para caminantes” (1968) y “Canciones para Altair”, poma erótico aparecido en 1988.
Recibió el Premio Lenín de la Paz en 1966 y el Premio Cervantes en 1983.
Regresó a España en 1977 y falleció en su ciudad natal el 28 de 0ctubre de 1999.
En 1924, residiendo en Madrid fue galardonado, por su primer libro de poemas “Marinero en tierra”, con el Premio Nacional de Literatura. Esta primera obra se ubica entre las llamadas neopopulares, al igual que “La amante” (1926) y “El alba del alhelí” (1927). Como poeta vanguardista, da una nueva visión a la tradición de los Cancioneros.
Luego sobreviene un cambio en su poesía, con la influencia de Góngora y el ultraísmo, publicando “Cal y canto” (1929).
Una tercera etapa, es la surrealista, donde la creación poética resulta de las fuerzas inconscientes de la personalidad humana. Deriva del dadaísmo y propicia la creación no controlada por el intelecto, sino por una derivación del subconsciente. “Sobre los Ángeles”, es una clara muestra de este estilo, donde los ángeles irrumpen en el mundo terrenal con una fuerza implacable, reflejando su propia angustia ante situaciones amorosas de índole personal. Expresado en versos libres, de tono angustiante, con imágenes densas, es sin dudas, la expresión más conocida de su inspiración. También corresponden a este período dos obras del año 1929: “Sermones y moradas” y “Yo era un tonto y lo que he visto me ha hecho dos tontos”, de tono jocoso.
En 1930, surgen sus poesías políticas, de corte anarquista, como por ejemplo “Con los zapatos puestos tengo que morir” (1930). Su poesía revolucionaria marxista se encarna en “Consignas” (1933), “Un fantasma recorre Europa” (1933), “Verte y no verte” (1935), “13 bandas y 48 estrellas” (1936), “Nuestra diaria palabra” (1936) y “De un momento a otro” (1937). En este período se alternan algunas poesías dramáticas: “El hombre deshabitado” (1930), “Fermín Galán” (1931), obra teatral, “De un momento a otro” (1939) y “El trébol florido” (1940).
La última etapa, está caracterizada por los escritos nostálgicos, escritos desde el destierro, después de la derrota de la República, en la Guerra Civil Española. Son ejemplos de este estilo: “Entre el clavel y la espada” (1941), “El adefesio” (1944), “La gallarda” (1945) “A la pintura” (1948), “Retornos de lo vivo lejano” (1952), “Oda marítima”, “Baladas y canciones del Paraná” (1953), “Abierto a todas horas” (1964), “Roma, peligro para caminantes” (1968) y “Canciones para Altair”, poma erótico aparecido en 1988.
Recibió el Premio Lenín de la Paz en 1966 y el Premio Cervantes en 1983.
Regresó a España en 1977 y falleció en su ciudad natal el 28 de 0ctubre de 1999.
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